El proyecto “ Erase una vez…” surge por una necesidad absolutamente egoísta de poder atender a cada niño y cada niña como merece:
Cada niña y cada niño precisa que, además de la atención a sus necesidades básicas de nutrición e higiene, se le satisfagan sus necesidades afectivas.
En los modelos convencionales de educación 0-3 esto es imposible por sus saturados ratios, en los que una persona adulta se encuentra al cuidado hasta de 16 niños y niñas. Con esos ratios resulta practicamente imposibe atender a mucho más que las necesidades de higiene, resolución de los conflictos , necesidades nutritivas y de sueño de cada niño y cada niña. Con suerte, y organizándose muy bien, son pocos los minutos que sobran para atender las necesidades afectivas…
La actual educación infantil y sus ratios me ha hecho sentirme frustrada y con un sabor de boca amargo tras cada jornada. Ha convertido mi vocación en simple trabajo… Y eso es lo último que quiero.
Como educadora infantil vocacional mi naturaleza me pide poder atender a cada uno de los niños y niñas como necesita, con el tiempo y el cariño que requiere . Con sonrisa y miradas cariñosas, con gestos y palabras que abracen…, sin que el tiempo de dedicación afectiva a cada momento se mida en segundos que se quitan a otro bebé…
Mi objetivo principal es que cada mañana cada uno de los cuatro niños y niñas entren felices por la puerta de “Erase una vez…” Esa será la evidencia de que estoy haciendo bien mi trabajo.
Mi segundo objetivo es despertarme cada mañana con ilusión, con ideas nuevas, pensando en nuevas propuestas y juegos, con ganas de seguir aprendiendo…